A través de diversas técnicas, Sagarmínaga se deja llevar por su
mano, se aleja del detalle y permite al espectador observar la gestualidad como una
metáfora de libertad...
Para su elaboración no hace bocetos, improvisa y deja que las cosas
surjan espontáneamente como un juego de las líneas...
Las manchas sobre los planos le plantean una aventura con cada obra,
donde lo casual de la línea, el trazo y la mancha permite que salga a la superficie lo
que siente...
Grandes formas negras y de colores primarios componen un todo en una
experiencia lúdica...
El encuentro con estas obras comunica su constante búsqueda
minimalista...
Tanto en sus composiciones monocromáticas como en aquellas en las que
se destaca la intensidad del color este maestro de un solo mundo logra a través de la
instantaneidad impactar al espectador...
Sagarmínaga experimenta con el expresionismo figurativo, con la
abstracción y a pesar de los constantes cambios prevalece en este artista su filosofía
que dio cuerpo al informalismo, una libertad total, intuitiva y transgresora...
La primera impresión que suscita el contacto con la obra de
Sagarmínaga, es la invasión de los sentidos por un temperamento fuerte enormemente
imaginativo...
Sagarmínaga disfruta del proceso de creación, ensaya técnicas, mezcla
colores, chorrea la tela y permite que se advierta en él su gusto por la materia...
En cada uno de sus trazos, Sagarmínaga indica movimiento, libertad e
inconformismo...